¿Por qué comer frutas y verduras de temporada es la clave para la sostenibilidad?
¿Eres consumidora de aguacates?
Esta información podría interesarte. En los últimos años, la alimentación saludable, el veganismo y la sostenibilidad general han ganado importancia en todo el mundo. Frente al aumento en el consumo de alimentos ultra procesados se esta produciendo un efecto completamente opuesto, un movimiento que trata de consumir productos más saludables. Cada vez mayor número de personas consumen mayor cantidad de frutas, verduras y comidas ricas en fibra natural, como los granos integrales.
La ensalada se ha convertido en el nuevo alimento básico y el aguacate se ha abierto paso en nuestras neveras y menús diarios. Al tratarse de un alimento vegetal es apto para las personas que no quieren comer carnes o pescados. Puedes encontrar aguacate en casi todas partes, desde supermercados y mercados hasta en las mesas de muchas familias de clase media, pasando por menús de restaurantes en todo el mundo. No es de extrañar, entonces, que el Washington Post apodara el aguacate «La fruta favorita de América», ya que entre 2007 y 2013, el consumo de aguacate creció en más del 300% en los Estados Unidos.
Esta creciente demanda, ha hecho que también se vaya extendiendo el cultivo de esta fruta en España. Ya es conocido el Aguacate que se cultiva en Málaga desde hace años, ahora se están ampliando nuevas zonas de cultivo en diferentes lugares del arco mediterráneo español.
A primera vista, este desarrollo es impresionante. El aguacate ofrece tantos beneficios para la salud que nuestra creciente historia de amor con la fruta es comprensible. Comer verde es increíble para nuestro medio ambiente.
Aunque puede que no lo sepas, los árboles de aguacate son bastante sensibles a la disponibilidad de agua en el suelo, de modo que incluso un leve estrés por humedad puede conducir a una reducción significativa del rendimiento del árbol. Dicho de otra forma, se necesitan más de 320 litros de agua para cultivar un solo aguacate. Para que podamos hacernos una idea de lo que significa esto, debemos comparar esta cifra con el coste hídrico de otras frutas y verduas: se necesitan unos cinco litros de agua para cultivar un tomate y unos 22 litros para una naranja. Mayor demanda de un alimento significa más consumo de agua y, naturalmente, esto tiene efectos nocivos en el suministro de agua de los lugares donde se cultiva el suculento aguacate. Sin embargo, esta situación no se limita a los aguacates; cuestiones similares rodean la producción a gran escala de arroz, piña y soja, junto con otros alimentos de origen vegetal. Todo lo cual lleva a la pregunta: ¿podemos realmente tener una agricultura libre de culpa? Bueno, no si seguimos comiendo como lo hacemos.
El verdadero problema es el consumo excesivo. El aguacate y otros alimentos tropicales se han cultivado durante milenios en América del Sur y África. No fue hasta que apareció una alta demanda mundial de estos productos que se presentaron estos problemas. No importa cuán sostenible sea una práctica, cuando se abusa, se garantiza que las grietas se mostrarán y se romperá el equilibrio natural.
La agricultura nunca puede ser totalmente libre de culpa. Incluso si decidimos cultivar todos nuestros alimentos en laboratorios, siempre habrá costes directos e indirectos para su producción. El coste puede venir en la forma de un mayor uso de energía para cultivarlos o en precios más altos que harán que las personas trabajen aún más para pagar los alimentos. La agricultura por su propia naturaleza implica tomar algo de la tierra. Esto es inevitable y la única pregunta real aquí debería ser «¿cuánto cuesta demasiado?» Si esperamos alimentar al mundo entero a través de la agricultura a gran escala, ¿qué costes estamos dispuestos a pagar?
Este no es un problema que las certificaciones y las cadenas de suministro transparentes puedan resolver. Esto se debe a que la producción sostenible sigue siendo producción. El hecho de que sea orgánico y certificado no reduce de ninguna manera la cantidad de litros de agua utilizados para producir un cultivo. Tampoco reduce la cantidad de kilómetros que tiene que viajar para llegar a los consumidores. Sin embargo, lo que podemos hacer es asegurarnos que no estamos contribuyendo a este desequilibrio creciente con lo que incluimos en nuestra dieta alimenticia.
El camino a seguir es tomar lo que la naturaleza da y por lo que vale, esa es la práctica ancestral en muchas comunidades que viven en armonía con el medio. Una de las formas más efectivas sería regresar al calendario alimentario original de la Tierra; eso es cultivar alimentos en las estaciones y consumir los alimentos que eran únicos de esas estaciones. Cualquiera que tenga conocimiento del cultivo de alimentos y que haya pasado un tiempo en una granja comprende que la naturaleza tiene una estación para cada cultivo y que el agricultor adapta la producción para hacer lo mismo.
Tristemente esta práctica esta desapareciendo en el mundo oocidental. Queremos consumir todo el año frutas que antes sólo crecían en nuestro verano, para poder hacerlo estas frutas se cultivan en la otra parte del mundo. Los consumidores modernos están acostumbrados a tener muchas opciones y quieren comer lo que quieran cuando lo deseen. Se espera que las tiendas y las industrias tengan y suministren todos los alimentos a sus consumidores al instante, durante todo el año. Las demandas de los consumidores incentivan a los agricultores a incrementar la cantidad de tierra que emplean, plantar más cultivos y mantener este ritmo dentro y fuera de temporada, tal vez construyendo invernaderos especiales con dispositivos de control de temperatura sofisticados para impulsar el crecimiento de las plántulas y acelerar la madurez. En las estaciones más secas, los agricultores necesitarán más agua para producir cultivos normalmente adecuados para períodos lluviosos y, por lo tanto, si queremos una agricultura verdaderamente sostenible y libre de culpa, podríamos considerar el consumo de la fruta y verdura de la temporada en la que estamos.
Ahora es importante señalar aquí que esta puede ser la razón por la cual no necesariamente tenemos sistemas agrícolas super avanzados; pero ese es el punto. Los avances tecnológicos mal concebidos a veces significan daño para el planeta.
Esto requiere también nuestra implicación. Algo sólo porque crece en el suelo no va a ser 100% sostenible, porque algo crezca del suelo no significa que debamos abusar de su consumo. Es importante abordar estos problemas ahora porque, si se ignoran durante mucho más tiempo, es posible que volvamos a caer en el viejo pensamiento que creó la misma cultura de consumo no saludable que elegimos abordar al «comer verde»