CUANDO CRECEN LAS VENTAS EN CONDICIONES JUSTAS: MEJORA LA VIDA DE LAS PERSONAS
“Comprar comercio justo cambia vidas drásticamente. Si el comercio justo sigue adelante, si crece, nosotras salimos adelante. (…) Es mucho más que dinero. (…) Pese a todas las dificultades vividas, jamás pensé que llegaría tan lejos»
Shakuntala-Sanjay, Trabajadora de Creative Handicrafts (2017)
El comercio justo es un sistema comercial solidario y alternativo cuyo objetivo es mejorar el acceso al mercado de las personas productoras más desfavorecidas y cambiar las injustas reglas del comercio internacional, que consolidan la pobreza y la desigualdad mundial. Este movimiento internacional engloba a más de 1.200 organizaciones y 1,65 millones de personas en 75 países. De todas ellas, 250 grupos y organizaciones se dedican al sector textil y la artesanía, y la mayoría de sus integrantes son mujeres.
El comercio justo crece. A nivel mundial, las ventas aumentaron un 16% en 2015 respecto a 2014, llegando a los 7.300 millones de euros. También la llamada ‘prima de comercio justo’ -una suma de dinero adicional que reciben las organizaciones productoras para invertir en la comunidad-, sigue la misma tendencia, en aumento desde 2012 y alcanzando la cifra de 138 millones de euros en 2015 -un 30% más que en 2014 (más datos aquí ) -.
También en España han crecido las ventas: en 2015, se vendieron productos por casi 35 milones de euros, un 6% más que en 2014.
En realidad, el comercio justo no ha parado de crecer en España desde el año 2000. De acuerdo con los datos de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ), entre 2000 y 2015 las ventas han pasado de apenas 10 millones de euros a casi 35 millones, creciendo a un ritmo casi constante, incluso en la época de crisis económica -la gente gastaba menos, pero nuevos consumidores y consumidoras se incorporaron al mercado de comercio justo-. Este aumento también se debe a que hay más puntos de venta en España: 78 tiendas, 163 puntos de venta, más los productos en tiendas minoristas y, sobre todo, en grandes superficies y en la hostelería.
Aunque España está aún lejos de países de nuestro entorno -nuestro consumo anual de comercio justo es 17 veces menor que el de la UE-, el aumento de las ventas indica que cada vez más personas se preocupan por los productos y la ropa que llevan, y son conscientes de que su decisión de compra afecta a quienes los producen o fabrican. Es el mejor indicador de rechazo social a lo que representa el aniversario del derrumbe del Rana Plaza y a ropa producida vulnerando los derechos de las personas y dañando sus vidas.
Es el mejor indicador y mensaje para la industria textil convencional: cada vez más personas con poder de compra queremos prendas fabricadas en condiciones dignas. ¿Hay mejor oportunidad de negocio? Una encuesta del Eurobarómetro ya apuntaba en 2014 que el 45% de la ciudadanía española estaría dispuesta a pagar más por productos hechos en condiciones justas. Si el sector textil mundial estableciera progresivamente relaciones de producción, comercialización y consumo más equitativas, las personas beneficiadas, consumidoras y productoras, ya no seríamos miles, sino millones.
Hace pocas semanas, una investigación revelaba que el 39% de las personas encuestadas afirmaba que lo que más les preocupaba al comprar #ropa es que los trabajadores y trabajadoras recibieran un salario justo y digno.
En Oxfam Intermón trabajamos en comercio justo desde 1994. Más de 76.000 mujeres se benefician de esta relación comercial directa con grupos productores de todo el mundo. De ellas, 2.400 mujeres forman parte de grupos textiles. En India, trabajamos con cinco grupos que proveen las tiendas de Oxfam Intermón de productos: Rajlakshmi Cotton Mills Ltd, Creative Handicrafts, Craft Resource Center, Co-optex, y EMA.
Más de 231.000 personas ya son clientes. Dicen alto y claro, con palabras y con hechos, que les importa lo que su ropa provoca.
Por todo ello, son dos las principales RECOMENDACIONES que hacemos a las empresas de la industria textil y de la confección:
- Contribuir a la lucha contra la desigualdad y la pobreza a través de la Agenda 2030 y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El papel de las empresas en el desarrollo local e internacional es clave. Como recomienda la Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas, la adopción de medidas concretas en el ámbito de la entidad o en sus relaciones con grupos de interés externos, y también en las cadenas de suministro, pueden contribuir a reducir la pobreza (ODS1), lograr trabajo decente (ODS8), la igualdad de género (ODS5), o promover la producción y el consumo responsables (ODS12). ¿Se preguntarán las empresas cómo pueden ser más productivas y luchar contra la desigualdad? Por ejemplo, abriendo nuevos negocios en países emergentes con el prisma de la sostenibilidad, ofreciendo trabajos decentes y seguros a la población local; u ofreciendo formación para empoderar a las mujeres y mejorar sus habilidades laborales (Pacto Mundial 2016). Otras medidas pueden ser mejoras de los suelos salariales, eliminar la la brecha salarial de género, y contribuir adecuadamente a los ingresos públicos pagando la parte justa de impuestos que les corresponde.
- Ser transparentes en las cadenas de suministro, dando a conocer los nombres y ubicación de sus proveedores: dónde y cómo se produce su ropa. La transparencia en la cadena de suministro ayuda a garantizar:
- A la marca, un mejor seguimiento y monitoreo de las condiciones de trabajo de sus proveedores, asegurando que se introducen y se mantienen prácticas saludables y seguras, como las que el comercio justo impulsa.
- A los trabajadores y trabajadoras locales, conocer mejor sus derechos, y comprobar si su empresa está respetando las condiciones laborales que la marca que compra sus productos espera.
- A las personas consumidoras, que la marca no tiene nada que ocultar, y que su cadena de suministro cumple o está actuando para cumplir con condiciones adecuadas.