La fuerza de los consumidores
En la cadena de producto, los consumidores están al final, siguiendo el itinerario del producto –en algunas industrias se denominan destructores de producto–. Sin embargo, cuando el comercio se considera una herramienta que genera oportunidades de desarrollo para personas que viven en situaciones de marginalidad, los consumidores son en realidad el inicio del proceso. Son los que permiten que la maquinaria funcione.
En los tiempos en los que ejercer la ciudadanía de manera responsable es mucho más que votar cada cuatro años o que entender que los derechos humanos no son negociables, aparecen nuevas maneras de activismo aprovechando las redes sociales y los nuevos flujos de comunicación que permiten a la gente sentir que puede hacer mucho más por conseguir un mundo más justo. Y precisamente ahí, es donde un hecho tan cotidiano como la compra, puede estar provocando consecuencias directas en otros puntos del mundo.
En Guatemala, Guaya’b es una cooperativa de café que agrupa a varios miles de pequeños campesinos. La orientación es hacia el Comercio Justo, es decir, hacia la comercialización que genera todas las oportunidades de desarrollo que se explican en estas páginas. Pero cuesta mucho conseguir que toda la producción pueda beneficiarse de este mecanismo y cada año, una parte que oscila entre el 20% y el 50% acaba vendiéndose en el mercado convencional. Puesto que el beneficio del Comercio Justo se reparte entre todas las familias campesinas, acaba diluyéndose en buena medida. Esto desincentiva a los cooperativistas.
En Uganda, ACPCU, otra cooperativa de caficultores de pequeña escala, lleva una estrategia diferente: va aceptando nuevos cooperativistas en la medida en que va consiguiendo más demanda. Tiene algunos riesgos para las organizaciones importadoras porque puede calcular mal y no satisfacer completamente algunos pedidos, pero sin duda que los cooperativistas están mucho más contentos y comprometidos.
Estos dos modelos son, en realidad, dos estrategias de los productores ante una demanda que presenta cierta incertidumbre. La incertidumbre agregada de tantos consumidores que toman en décimas de segundo su decisión sobre qué café comprar. Cuando deciden optar por un café de Comercio Justo, están contribuyendo a que las familias campesinas de Guatemala se beneficien de más oportunidades y a que más familias en Uganda puedan entrar en esta maquinaria de desarrollo. Son ellos, somos nosotros, los consumidores los que tenemos la fuerza y la responsabilidad. Y ahora ya lo sabemos.