La historia del café que viaja de Ankole a Valencia
Ankole es una región del sur de Uganda. Lo que está pasando allí es fascinante. Hay mujeres que expresan con claridad cómo su vida ha cambiado. Y no sólo se refieren a sus ingresos o a algunas mejoras comunitarias que ha habido, sino a su sentimiento de productoras, de mujeres que toman decisiones, de personas que han empezado a ejercer derechos que hace unos años no sabían ni que tenían. Ya son más de diez mil las familias que participan en alguna de las veinte asociaciones de base que componen la cooperativa ACPCU, fundada hace apenas diez años. Son familias que están sacando mucho más provecho de su pequeña parcela y que participan orgullosas de la gestión de su asociación.
Recuerdo que asistí a una asamblea con más de cuatrocientas personas y aquello fue una experiencia. Hacía mucho calor, pero la gente estaba muy contenta. Como en todas partes, los había que hablaban con mucha vehemencia y solemnidad. Los había que expresaban con cierta timidez. Y también hablaron algunas mujeres. La mayoría tan sólo asentía y se abanicaba. Y los niños jugaban al fútbol afuera. Por lo que me iban traduciendo, supe que había una fuerte discusión sobre el uso de la prima social de ese año. Unos nueve mil euros. Había algunos abogando por usarlos en una nueva sala de reuniones y otros preferían que se invirtieran en construir casas para profesores, porque otra asociación lo había hecho hace unos años y habían conseguido retenerlos. Al final todos y todas votaron. Y en este punto, ganó la propuesta por las casas para los profesores. Ganaron los niños.
Lo sorprendente es que esta historia se hace posible cuando se explica desde el final. Porque lo que pasó ese día entre los productores de café fue la consecuencia de lo que empezó pasando unos meses antes en un pasillo del supermercado de mi barrio cuando una señora, tras mirar el lineal del café durante unos instantes, decidió coger dos cafés Tierra Madre natural molido. Entonces, como por arte de magia, el efecto recorrió en sentido inverso el trayecto que previamente había recorrido el café. Un efecto de oportunidades. Un efecto que no parece tan complicado, porque el café es muy bueno por poco más de dos euros y medio.
Historias como ésta están pasando en varias localidades de Uganda, pero también en otras de Paraguay, Perú o Ecuador con familias campesinas de la caña de azúcar; o en Sri Lanka con los tés; o en Santo Tomé con el cacao; o en Tailandia con el arroz. Son historias diferentes de personas que aprovechan las oportunidades que les brindan decisiones sencillas como elegir estos productos en un supermercado, en una tienda de Comercio Justo, o en Internet. Los productos Tierra Madre tienen la capacidad de generar estas historias. Tú decides.