¿Qué es Slow Fashion?
Existen innumerables términos en el ámbito de la moda sostenible, y es fácil sentirse abrumado, sobre todo cuando algunos de ellos parecen confundirse…. tampoco ayuda cuando son anglicismos, es decir términos en inglés (pedonad porque nosotras también los usamos.) ¿Qué es exactamente la «slow fashion» y en qué se diferencia de la moda sostenible? En este post vamos a tratar de explicar ¿qué es Slow Fashion? y explicar por qué ralentizar la moda es crucial para que esta industria deje una huella asumible para las generaciones venideras.
¿Qué es Slow Fashion?
En pocas palabras, la slow fashion es lo contrario de la moda rápida. Abarca una conciencia y un enfoque de la moda que tiene en cuenta los procesos y los recursos necesarios para fabricar la ropa. Aboga por la compra de prendas de mejor calidad que duren más tiempo, y valora el trato justo de las personas, los animales y el planeta a lo largo del proceso. En este artículo te intentaremos explicar más claramente Qué es la slow fashion o moda lenta.

Siendo realistas, la slow fashion y la moda sostenible o ética tienen muchas similitudes. Son movimientos hermanos y siguen las mismas directrices generales. La principal diferencia con la slow fashion es que se centra en reducir el consumo y la producción de forma más específica.
Los inicios de la slow fashion
En la última década se ha producido una oleada de cambios en la industria de la moda. Cada vez son más las marcas que rechazan los principios de la moda rápida y optan por un enfoque más sostenible en la confección de prendas.
El término «slow fashion» surgió de forma bastante orgánica. Lo acuñó Kate Fletcher, del Centro para la Moda Sostenible, siguiendo el fenómeno del movimiento de la comida lenta. Al igual que el movimiento de la comida lenta, Fletcher vio la necesidad de un ritmo más lento en la industria de la moda.
La slow fashion se opone al modelo de moda rápida que surgió hace unos 20 años, en el que la ropa se abarató y los ciclos de las tendencias se aceleraron. Algunas marcas muy conocidas queman muchas toneladas de prendas no vendidas al año, a pesar de los continuos esfuerzos de sostenibilidad para cerrar el círculo de la moda, está claro que esta filosofía es una parte necesaria del movimiento en su conjunto.
La slow fashion se convierte en un movimiento
Antes de la Revolución Industrial, las prendas se obtenían y producían localmente. La gente compraba prendas duraderas que podían servirles durante mucho tiempo o fabricaban las suyas propias a partir de los tejidos y recursos de que disponían. La ropa reflejaba el lugar y la cultura de las personas que la llevaban.
La slow fashion de hoy en día , pide recuperar viejas costumbres. En primer lugar, nos pide que demos un paso atrás y decidamos si realmente necesitamos algo nuevo, o si podemos buscar en nuestro armario alguna pieza olvidada que quizá sólo necesite una pequeña reparación. Primar la calidad sobre la cantidad.

La slow fashion ha recibido un apoyo creciente en los últimos años, ya que los consumidores exigen normas éticas y de sostenibilidad más estrictas. El 19% de las principales búsquedas relacionadas con la slow fashion están relacionadas con el medio ambiente, la ética y la sostenibilidad. A medida que aumenta la concienciación y la popularidad, el planeta y todos sus habitantes están llamados a beneficiarse de este enfoque más lento y considerado de la moda.
Algunas características de una marca de slow fashion:
- Se fabrica con materiales sostenibles de alta calidad, como el lino o el algodón ecológico
- Las prendas son más atemporales que modernas
- Suelen venderse en pequeñas tiendas (locales) en lugar de en grandes cadenas.
- Prendas de origen, producción y venta local
- Pocos estilos específicos por colección, que se lanzan dos o máximo tres veces al año, o una colección permanente sin temporada
- A menudo se fabrican por encargo para reducir la producción innecesario
¿Por qué apostar por el Comercio Justo en la Moda?
Antes de la crisis del Covid-19, cerca de 1.100 euros en ropa y otros 375 en calzado era lo que gastan de media las familias españolas en vestirse anualmente €. Una cantidad importante que globalmente proporciona grandes beneficios a las empresas del sector. Es muy conocido que el negocio de la ropa está en el diseño y la distribución, pero ¿sabemos qué está pasando con las personas que confeccionan la ropa que nos ponemos a diario?

En general, conocemos poco de las condiciones laborales de las personas que hacen nuestra ropa. De vez en cuando, aparecen noticias que nos demuestran que hay algunas cosas que continúan fallando, como las diecinueve mujeres y ocho hombres que murieron el pasado 8 de febrero en un taller de confección textil en Tánger cuando unas lluvias inundaron el sótano en el cual trabajaban, y provocaron un cortocircuito. La campaña Ropa Limpia , liderada por Setem en España, recogía el llamamiento de las familias de las víctimas denunciando la carencia de medidas de seguridad e higiene y que hasta el momento ni el Estado ni las instituciones responsables estaban aportando ningún apoyo moral ni material a las familias.
Debido al derrumbamiento del Rana Plaza en Bangladesh en 2013 , donde murieron 1.134 personas, y a la presión de la ciudadanía y de los propios consumidores se abrió un debate internacional y algunas multinacionales de la ropa reaccionaron. A partir de ese momento, se avanzó en el control y en las auditorías de las empresas proveedoras en los países del Sur porque había mucho en juego. Pero todavía queda mucho terreno para avanzar en la situación de los derechos laborales de las personas trabajadoras del textil, la gran mayoría mujeres.
El slow fashion y la Covid 19
La crisis provocada por el Covid19, según denuncia la ONG Human Rights Watch , decenas de marcas de ropa han cancelado sus pedidos sin asumir su responsabilidad financiera, incluso cuando sus trabajadoras ya tenían fabricados sus productos. En Bangladesh se calcula que más de un millón de personas han sido despedidas o cesadas temporalmente, gran parte de las cuales no han recibido sus salarios.
El impacto ambiental del sector textil y sus efectos sobre el cambio climático es un tema clave a tener mucho en cuenta. El algodón, por ejemplo, supone el 2,4% de la superficie del área cultivable en el mundo pero acumula el 25% de los insecticidas y el 10% de los pesticidas.

¿Qué podemos hacer nosotras como personas consumidoras?
Nuestras decisiones diarias tienen un impacto directo y contribuyen a transformar el mundo. Cuando compramos ropa miramos qué hay detrás de la etiqueta. Primermos la ropa elaborada con materias primas naturales, en canales cortos de distribución ( así sabremos quién ha hecho la prenda)
Otros recursos sobre Slow Fashion en este blog:
Las prendas mostradas en este post, pertenecen a la colección Veraluna de Oxfam Intermon
Puedes escuchar el podcast que dedicamos a Slow Fashion a este tema en este enlace. Donde contamos con dos expertas en el tema, como son Paloma López, fundadora de The Circular Project, y Gema Gómez, responsable de la web slow fashion next .